Wednesday, July 29, 2015

29 DE JULIO DE 1967

TERREMOTO DE CARACAS

Yo creo que ese 29 de Julio era viernes o algo así, porque Reyna y yo hacíamos mercado los fines de semana. Me parece que eran los viernes después de trabajar, pero no tengo como preguntarle; o mejor dicho: no tiene ella como responderme. Vivíamos en un apartamento en la avenida principal de "Cumbres de Curumo",  recuerdo yo, y ese día hacíamos las compras en un supermercado de la zona.  Era de noche.

Lo que menos nos gustaba comprar eran  vegetales y verduras, vaya Usted a saber por qué. Como buenos Psicólogos, entonces los metíamos en el carrito de primero y después nos premiábamos la  hazaña con lo demás (puro "Conductismo", pues. ) Transitábamos felices por un pasillo de enlatados - ya con tomates y cebollas embolsados y pesados- cuando comenzaron aquellos 55 segundos de terror. ¿Qué coño estaba pasando? Nadie lo sabía, pero todos gritaban (yo no)  Empezó un temblequeo endemoniado con un ruido infernal que estoy seguro nadie que lo vivió ha olvidado. A los pies nos caían latas cuando oí el el grito angustiado de mi esposa: "¡mi muchachito!…¡mi muchachito...!", decía, pero no se movía. Me tocó darle un tirón y sacarla de allí.  Fue cuando enrumbamos hacia las "Residencias Romi" en el carro que teníamos y que seguramente manejé yo  (¿o fuiste tu, Remache?) ¡Vaya recorrido de mierda! Llegamos al edificio y todo el mundo estaba abajo. Pero embuste, no estaban todos: faltaban el muchachito de la angustia, su cargadora y la señora que se ocupaba de las labores domésticas. Contra toda prudencia subimos por el ascensor (¡vaya locura!) a ese cuarto piso de cielo o de infierno. Fue entonces  cuando descubrimos por qué faltaban abajo los tres sujetos de la historia. Inclinadas sobre la cuna de César Octavio ("Tayito") tapándolo con sus cuerpos, estaban su cargadora y la doméstica. Ellas preferían que les cayera ese techo encima pero que se salvara el bebé. Por supuesto que los cinco  salimos luego pitados escaleras abajo, donde recibimos las réplicas.

¿Dónde estamos ahora? "Remachita" en el cielo, a la mesa de Dios; el bebé de la cuna criando hermosa familia; yo sin compañía y las dos chicas de marras no se. ¿Dónde estarán? Donde quiera que sea, que Dios las bendiga. Hoy se cumplen cuarenta y ocho años de este episodio, inolvidable suceso que costó la vida a tantos. Fue en 1967. Caracas no lo olvida. Yo tampoco.

Tuesday, March 03, 2015

¡UN DÍA BIEN VENEZOLANO…!

Hermanos venezolanos que andan rodando por este mundo: ¡mis saludos y mi respeto! Cónchale, amigos, yo entiendo su nostalgia al estar lejos. Esta tierra fabulosa, bien venezolana y divina, también los echa a Ustedes de menos. Para ayudarlos un poquito les envío una semblanza que seguramente los alegrará. Voy a basarla en mi día de hoy cuando todavía no son las doce del mediodía. En la mañana recibí llamada de CANTV para que fuera a pagar una factura; fui y no había sistema.  Sin embargo, entrando a la casa de regreso, me llamaron de nuevo porque todavía no había pagado. La segunda llamada fue de un banco para que pagara mis tarjetas de crédito; me metí en la página web para hacerlo y me pidieron que desbloqueara mi tarjeta que no sabía que estaba bloqueada. Sigo todas las instrucciones para desbloquearla y me dicen que me espere hasta que me enviarán una clave digital a mi teléfono. No me la enviaron nunca, pero sí repitieron la llamada para que pagara. La tercera llamada fue del "Cementerio del Este" y salió una voz que me dijo al rompe: "nuestros operadores están ocupados, espere unos minutos al teléfono". Bueno, que caray, primero que no fui yo quien llamó, y segundo que no tengo ningún interés en irme todavía a ese cementerio. Pero claro, compatriotas, yo sé que ustedes añoran su tierra y quise llevarles un pedacito de la patria que adoran. Disfruten la semblanza... pero no vuelvan!